Cuando los residuos no pueden ser reciclados o reutilizados, deben ser gestionados de alguna manera. ¿Qué sucede con ellos? Dos métodos comunes de disposición final son la incineración y los vertederos, pero ambos tienen efectos perjudiciales para el medio ambiente y para los seres vivos.
La incineración: ¿solución o problema?
En muchos países, la incineración es vista como una forma rápida de reducir el volumen de residuos. Sin embargo, este proceso no está exento de riesgos. A pesar de que se reduce la cantidad de desechos, los gases tóxicos que se liberan durante la combustión, como dioxinas y furanos, pueden contaminar el aire y tener efectos adversos para la salud humana y animal.
• Contaminación atmosférica: La quema de materiales como plásticos y metales pesados genera compuestos tóxicos que afectan la salud respiratoria.
• Emisión de CO2: La incineración contribuye al aumento de gases de efecto invernadero.
Aunque los vertederos se utilizan para almacenar los residuos no reciclables, estos son, en realidad, un foco de contaminación. Con el tiempo, los residuos liberan sustancias tóxicas en el suelo y las aguas subterráneas, afectando la fauna y flora circundante.
• Descomposición anaeróbica: Los residuos en los vertederos se descomponen sin oxígeno, lo que genera metano, un gas 25 veces más potente que el CO2 en términos de efecto invernadero.
• Contaminación de aguas y suelos: El lixiviado, que es el líquido resultante de la descomposición de los residuos, puede contaminar los cuerpos de agua cercanos.
Reflexiones finales:
La disposición final de los residuos no es una solución sostenible a largo plazo. Requiere un cambio de paradigma: debemos reducir, reutilizar y reciclar antes de llegar a esta etapa.
¿Cómo podemos disminuir la cantidad de residuos generados en nuestra vida diaria?
• ¿Qué alternativas podríamos implementar en nuestros hogares y comunidades para reducir la necesidad de incineración y vertederos?
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