Biodisponibilidad: cuando tener no significa aprovechar

En la naturaleza, nada es absoluto. No basta con que un recurso esté presente; lo importante es si realmente puede ser utilizado. Esta idea, conocida como biodisponibilidad, es clave para entender desde la nutrición hasta el equilibrio de los ecosistemas.

Tomemos un ejemplo simple: el hierro. Existen alimentos ricos en hierro, como las espinacas, pero nuestro cuerpo no lo absorbe igual que el hierro presente en la carne. ¿Por qué? Porque la biodisponibilidad depende de cómo se encuentra ese nutriente y de las condiciones del entorno.

La biodisponibilidad en la naturaleza

Este principio va mucho más allá de la alimentación. Lo vemos en los suelos, donde los minerales no siempre están accesibles para las plantas. En los océanos, donde los nutrientes dependen de corrientes y temperaturas. Incluso en la atmósfera, donde el CO₂ disponible para las plantas cambia según la composición del aire.

En términos ambientales, tener agua no significa tener agua potable. Tener un bosque no significa que sea biodiverso. Tener tierras agrícolas no significa que sean fértiles. El acceso real a los recursos es tan importante como su existencia.

¿Qué pasa cuando alteramos la biodisponibilidad?

Contaminación: Un suelo puede contener fósforo, pero si está contaminado, las plantas no pueden aprovecharlo. Lo mismo ocurre con metales pesados en el agua o con la calidad del aire que respiramos.

Desbalance ecológico: Si en un ecosistema desaparece un eslabón clave (como hongos que descomponen materia orgánica), los nutrientes quedan atrapados y no pueden ser utilizados por otras especies.

Alimentación y salud: No es suficiente con comer ciertos nutrientes; es necesario que el cuerpo los pueda asimilar. La falta de diversidad en la dieta, los procesados y la pérdida de suelos fértiles afectan la calidad de los alimentos.

Repensando la abundancia

Creemos vivir en un mundo de abundancia, pero ¿cuánto de lo que tenemos es realmente accesible?

La biodiversidad sin equilibrio no es sostenible. La comida sin nutrientes no alimenta. El agua sin calidad no hidrata. El aire sin oxígeno no da vida.

La biodisponibilidad nos recuerda que lo esencial no es solo cuánto tenemos, sino cuánto podemos usar de manera efectiva. Y ahí radica la verdadera sostenibilidad.

Ir al contenido